Sobre nuestro trauma generacional

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Muchas veces oí la frase “trauma generacional” en el contexto de la cultura afroamericana en Estados Unidos; un término que hoy en día es ampliamente utilizado en las conversaciones que abordan la esclavitud y su legado hoy en día. Los traumas generacionales similar a los traumas emocionales persisten a través del tiempo, aun cuando pareciera que se manifiestan de forma esporádica y/o poco palpable, en el fondo siguen determinando la forma en que respondemos y actuamos como personas y sociedades.

Sería hasta leer “Unforgetting” de Roberto Lovato que relacionaría las frases “trauma generacional” y “sociedad salvadoreña”. Su búsqueda por entender su identidad salvadoreña al haber sido criado en Los Angeles, lo llevan a indagar en su pasado y recorrer hechos históricos que terminarían marcando la vida de su abuela, su padre y la de él. Si hay algo que queda claro a través de los relatos de este libro, es que fuimos y seguimos siendo una sociedad conquistada, constantemente reprimida ante los deseos de aquellos en el poder, una sociedad en la cual aquellos que expresan opiniones contrarias y juzgan el poder, enfrentan el encierro y/o la muerte. Lamentable una realidad que compartimos muchos países en Latinoamérica, un legado de la conquista y décadas de regímenes militares autoritarios.

Un ejemplo que pudiera parecer banal, pero que verdaderamente demuestran la profundidad de lo que estamos hablando, ha estado en mi mente desde que sucedió.

Un par de meses antes de leer el libro me mudaría de casa con mi perro, desde pequeño fue un perro nervioso y poco amigable, tomando un par de minutos que aceptara que una nueva persona llegara a mi casa. Explicárselo a extranjeros resulto fácil y la mayoría no tenía problemas en pasar por este proceso de reconocimiento. Lograr que nuestros vecinos salvadoreños pasaran por el mismo proceso, no sería tan fácil.

La diferencia en su comportamiento está en su percepción de responsabilidad y consecuencias. Un extranjero sabe que si algo pasa, es mi responsabilidad responder por la situación y que las consecuencias recaen sobre mí. Un salvadoreño teme a que aun cuando lo que suceda no haya sido su culpa, la responsabilidad y las consecuencias pueden caer sobre él, arriesgando su trabajo y su fuente de vida, por lo general prefiriendo no correr el riesgo.

Como este ejemplo existen muchos en los cuales este trauma feudal sigue estando presente. Me resulto verdaderamente triste comprender a través de este libro y esta reflexión, que lo que muchas veces observamos como pena en la mirada de los salvadoreños, especialmente en zonas rurales, en realidad es miedo. Miedo a equivocarse, miedo a no satisfacer o cumplir, miedo a que el legado de nuestra colonia siga impactando su vida, su futuro estando siempre en manos de aquellos con más poder.

Es un miedo que tiene su raíz en nuestra historia. Desde 1821 cada una o dos generaciones salvadoreñas han sido testigos de una masacre cuyo objetivo ha sido advertir a la población, que quien busque tener una posición contraria al poder enfrentará las consecuencias. Las dinámicas actuales de globalización y exposición mediática probablemente no permitan que se continúen desarrollando masacres como tal, pero existen nuevos métodos que refuerzan el hecho de que estas consecuencias se mantienen, perpetuando así el espíritu colonizado de nuestra sociedad. Términos como: sanción, investigación y fiscalización se vuelven los protagonistas encargados de mantener este legado. Tal vez aquellos que busquen expresar opiniones contrarias ya no se enfrente con la muerte de forma directa, pero estos siguen arriesgando su vida, su estabilidad y su futuro.

Aclaro que no se trata de abordar este tema desde una perspectiva de ideología política; independientemente quién este en el poder, siempre existirán opiniones encontradas, decisiones económicas impactarán decisiones ambientales, decisiones políticas impactarán decisiones humanitarias o sociales y viceversa. El objetivo es abordar este tema desde una perspectiva de espíritu e identidad, comprendiendo el daño que causa mantener a nuestra sociedad bajo este trauma y la gran importancia cultural de romperlo para devolver el orgullo a nuestra sociedad.

 

Nadie puede negar que existe un resurgimiento en el ánimo de la población salvadoreña como resultado de su liberación del ciclo de violencia.  El ciclo de represión a la expresión y opinión es el siguiente que debe ser liberado en este camino, liberado bajo un marco social y no político, no siendo una puerta para que otros poderes aboguen por sus propios intereses, sino más bien una puerta para dar poder a quienes actualmente no lo tienen.

Es un cambio que encontrará verdaderamente su valor si surge desde abajo hacia arriba, si da la oportunidad de re-conocer y re-valorar nuestro pasado y nuestros orígenes, nuestra diversidad de creencias y valores, creando los espacios para construir un nuevo tipo de orgullo nacional arraigado en la re-apropación cultural.

 

Unforgetting más que contar la historia de una persona, cuenta la historia de un país de forma íntima y personal. El recorrido de Roberto Lovato es un recorrido histórico que debemos entender como salvadoreños en nuestra búsqueda por trascender este legado de trauma y miedo. Si El Salvador verdaderamente está entrando en una nueva etapa de su historia, esta es la oportunidad para que VER, CALLAR O MORIR sea una dinámica del pasado, dando paso a una nueva dinámica en la cual todos los salvadoreños puedan tener una voz.

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